El uso doméstico de hornos, estufas de gas, calentadores y chimeneas
de leña en situaciones de mal funcionamiento o utilizados en
espacios con deficiente ventilación, provoca que cada año, según
datos de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica
(SEPAR), entre 5.000 y 10.000 personas padezcan intoxicación por
monóxido de carbono (CO) y que una media de 125, mueran. A esto
habría que sumar las víctimas originadas en incendios domésticos,
industriales o forestales.
El monóxido de carbono es un gas tóxico, inodoro e incoloro que se
produce por la combustión incompleta de hidrocarburos. La inhalación
de CO puede ser muy nociva para la salud y provocar manifestaciones
clínicas que van desde la sintomatología inespecífica a la muerte.
La exposición prologada aunque sea a bajos niveles puede tener
efectos adversos, especialmente cardiovasculares y neurológicos.
En casos de intoxicación severa, la Medicina Hiperbárica constituye
en la actualidad una terapia de primera elección. También se
recomienda su empleo en la fase menos aguda de la intoxicación para
hacer frente a las secuelas neurológicas que pueda presentar el
paciente (cefaleas, trastornos de la memoria, alteraciones de la
personalidad, inestabilidad, etc.).
La utilización de Oxigenación Hiperbárica en intoxicaciones
severas que representan un riesgo vital permite una rápida
disminución de los niveles de monóxido de carbono en sangre, a la
vez que reduce la hipoxia, evita secuelas neurológicas tardías y
protege frente a la demielinización que se pudiera producir.
El CO tiene 240 veces más afinidad que el oxígeno (O2) para unirse
a la sangre y formar carboxihemoglobina. Esto va a originar una
situación de hipoxia tisular cuya gravedad dependerá de la
concentración ambiental de CO y del tiempo de exposición. Mediante
el empleo de Oxigenación Hiperbárica, exactamente oxígeno al 100%
a ATA de presión, se consigue incrementar hasta 20 veces más de lo
normal la cantidad de oxígeno disuelto físicamente en el plasma,
alcanzando 6 volúmenes por ciento más de contenido arterial de 02.
El equipo de Medicina Hiperbárica de la Clínica Novacensalud, que
cuenta con una cámara hiperbárica multiplaza en Maddrid, indica que
este tipo de tratamiento consigue tres objetivos fundamentales:
Disminuir rápidamente los niveles elevados de monoxído de carbono
en sangre, proporcionar oxigenación suficiente a los tejidos,
principalmente al cerebro y evitar posteriores secuelas neurológicas
ya que la Oxigenación Hiperbárica disminuye el edema cerebral
secundario a la anoxia originada por la intoxicación.
La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica destaca que
a pesar del daño que puede causar la intoxicación por este tipo de
gas, se estima que hay un elevado porcentaje de infradiagnóstico ya
que las concentraciones bajas pero repetidas de CO pasan inadvertidas
y van aumentando los niveles de carboxihemoglobina hasta producir la
intoxicación crónica. Hacer una evaluación sistemática de los
aparatos de combustión y realizar mediciones periódicas de los
ambientes laborales y domésticos reduciría estos riesgos.